UN CUADERNO DE REFLEXIONES PARA EL VOLUNTARIADO.

domingo, 6 de febrero de 2011

DIA MUNDIAL CONTRA LA MUTILACION GENITAL FEMENINA

La Unión Europea reafirma su compromiso contra la mutilación genital femenina
En el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina la Unión Europea (UE) reafirmó su compromiso para luchar contra esa práctica a través de un comunicado firmado por Catherine Ashton, Alta Representante de la UE, y Viviane Reading, comisaria europea de justicia.

La UE pondrá en marcha mediadas para erradicar esta práctica y para combatir la violencia con base de género.

"Creemos que es nuestro deber proteger a las niñas y mujeres del riesgo de mutilación y aliviar el dolor de quienes viven con las terribles secuelas físicas y mentales", afirmaron las políticas.

Se calcula que cada año tres millones de niñas y mujeres ven extirpado su clítores en el mundo, unas ocho mil al día, según cifras de organizaciones no gubernamentales.

Según Unicef:
La ablación o mutilación genital femenina comprende una serie de prácticas consistentes en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las niñas. Entre otras consecuencias, las niñas mutiladas padecerán durante toda su vida problemas de salud irreversibles.

Se calcula que 70 millones de niñas y mujeres actualmente en vida han sido sometidas a la mutilación/ablación genital femenina en África y el Yemen. Además, las cifras están aumentando en Europa, Australia, Canadá y los Estados Unidos, principalmente entre los inmigrante procedentes de África y Asia sudoccidental.

La mutilación/ablación genital femenina se practica por diversas razones, entre ellas:

Sexuales: a fin de controlar o mitigar la sexualidad femenina.

Sociológicos: se practica, por ejemplo, como rito de iniciación de las niñas a la edad adulta o en aras de la integración social y el mantenimiento de la cohesión social.

De higiene y estéticos: porque se cree que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos.

De salud: porque se cree que aumenta la fertilidad y hace el parto más seguro.

Religiosos: debido a la creencia errónea de que la ablación genital femenina es un precepto religioso. La ablación se practica principalmente a niñas y adolescentes de entre 4 y 14 años. No obstante, en algunos países la ablación genital femenina se practica a niñas menores de 1 año, como por ejemplo, en Eritrea y Malí, donde la práctica afecta, respectivamente, a un 44 y un 29% de estas niñas.

Las personas que practican la ablación genital femenina son generalmente comadronas tradicionales o parteras profesionales. La ablación genital femenina es un servicio muy valorado y muy bien remunerado económicamente, por lo que es fácil inferir que el prestigio en la comunidad y los ingresos de estas personas puedan estar directamente ligados a la práctica efectiva de la intervención.

La ablación genital femenina constituye una violación fundamental de los derechos de las niñas. Es una práctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el daño, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante; el derecho a la protección frente a prácticas tradicionales peligrosas y el derecho a decidir acerca de la propia reproducción. Estos derechos están protegidos por el Derecho internacional.

La ablación genital femenina causa daños irreparables. Puede acarrear la muerte de la niña por colapso hemorrágico o por colapso neurogénico debido al intenso dolor y el traumatismo, así como infecciones agudas y septicemia. Muchas niñas entran en un estado de colapso inducido por el intenso dolor, el trauma psicológico y el agotamiento a causa de los gritos.

Otros efectos pueden ser una mala cicatrización; la formación de abscesos y quistes;
un crecimiento excesivo del tejido cicatrizante; infecciones del tracto urinario; coitos dolorosos; el aumento de la susceptibilidad al contagio del VIH/SIDA, la hepatitis y otras enfermedades de la sangre; infecciones del aparato reproductor; enfermedades inflamatorias de la región pélvica; infertilidad; menstruaciones dolorosas; obstrucción crónica del tracto urinario o piedras en la vejiga; incontinencia urinaria; partos difíciles; y un incremento del riesgo de sufrir hemorragias e infecciones durante el parto.

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