Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
el hambre disponible
recurre al fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohibe
con su esperanza dura
el sur también existe
con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
con sus gesta invasora
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe
con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos su misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe
No el hombre, sino los hombres habitan este planeta. La pluralidad es la ley de la tierra. Hanna Arendt.
UN CUADERNO DE REFLEXIONES PARA EL VOLUNTARIADO.
miércoles, 29 de febrero de 2012
jueves, 23 de febrero de 2012
MANUAL DE SUPERVIVENCIA ETICA
Tal vez sea usted de los que están desconcertados. Le incomoda la reforma laboral pero es consciente de que las cosas no pueden seguir como hasta ahora. Huye de radicalismos antisistema pero tiene la convicción íntima de que siempre acaban ganando los mismos. Quizás es usted de los que leen su periódico cada mañana y levantan la ceja en una de cada tres páginas, sospechando que la noticia está contaminada por la opinión o los intereses. Mantiene su contribución a una ONG internacional, pero se alarma por el número de indigentes que empiezan a poblar su barrio. Tal vez, incluso, sea usted un huérfano de partido o transita por todos ellos como un votante en pena.
Si es usted de los que saben del lado de quién están, pero ese lado no es ninguna de las dos Españas, bienvenido al club. Tal vez encuentre útiles algunas herramientas de mi Manual de Supervivencia Ética para Tiempos de Crisis.
Regla núm. 1 - Cuando algo parece abiertamente injusto, seguramente sea por que lo es: la complejidad de los asuntos no puede ser una razón para quedarnos quietos. Encuentren ustedes sus propias líneas rojas, el percutor que les hará ponerse en marcha. A mí, por ejemplo, me saca de quicio el maltrato legal a los inmigrantes irregulares. Comprendo todas las sutilezas de una política de inmigración, pero detener a una madre cuando lleva a sus hijos al colegio es simplemente una indecencia. Y amenazar con la cárcel a quienes hacen preguntas sobre este asunto es una indecencia doble.
Regla núm. 2 - No hay cambio sin movilización pacífica: Olvídense de las decisiones políticas racionales. En este momento (como toda la vida, en todas partes), los cambios serán el resultado de la movilización social organizada: en la calle, en las redes o donde ustedes quieran. En el desgraciado asunto de Valencia, lo más llamativo es que la población no haya salido antes en masa a denunciar el juego de vasos comunicantes entre la corrupción política y la calidad de la democracia y los servicios públicos.
Regla núm. 3 - Una cosa es tener la mayoría en las instituciones y otra tener la mayoría en la calle: En la Era Azul que vive nuestro país, el PP debería recordar (y nosotros recordarnos) que el poder que acumula en las instituciones refleja únicamente el rechazo (justificado) que despiertan otros partidos. No vale todo, porque esa mayoría puede diluirse tan rápido como se constituyó.
Regla núm. 4 - No aceptemos una guerra de pobres: Las dificultades que vive nuestro país no son una excusa suficiente para olvidar lo que está ocurriendo fuera. Regiones enteras del planeta viven desde hace décadas una ansiedad y una vulnerabilidad infinitamente mayores que las que está pasando nuestra sociedad. Asomarse a la realidad de otros es una responsabilidad del Gobierno, pero también de cada uno de nosotros.
Regla núm. 5 - No todos podemos hacer todo, pero siempre podemos hacer algo: Ver las noticias es un ejercicio abrumador. Resulta imposible cargar sobre nuestros hombros todos los problemas del mundo, pero siempre hay algo que concita mejor nuestro activismo. Hay quienes compran café y chocolate de comercio justo; los que se preguntan de dónde viene la ropa que visten; hay quienes colaboran personal o económicamente con una organización; otros se preocupan por leer fuentes alternativas de información e incluso contribuyen a proyectos como Periodismo Humano.
Estamos del lado de los perdedores, así que la batalla es lo de menos. Elijan la suya y peleen. No hay nada inevitable en lo que estamos viviendo.
Si es usted de los que saben del lado de quién están, pero ese lado no es ninguna de las dos Españas, bienvenido al club. Tal vez encuentre útiles algunas herramientas de mi Manual de Supervivencia Ética para Tiempos de Crisis.
Regla núm. 1 - Cuando algo parece abiertamente injusto, seguramente sea por que lo es: la complejidad de los asuntos no puede ser una razón para quedarnos quietos. Encuentren ustedes sus propias líneas rojas, el percutor que les hará ponerse en marcha. A mí, por ejemplo, me saca de quicio el maltrato legal a los inmigrantes irregulares. Comprendo todas las sutilezas de una política de inmigración, pero detener a una madre cuando lleva a sus hijos al colegio es simplemente una indecencia. Y amenazar con la cárcel a quienes hacen preguntas sobre este asunto es una indecencia doble.
Regla núm. 2 - No hay cambio sin movilización pacífica: Olvídense de las decisiones políticas racionales. En este momento (como toda la vida, en todas partes), los cambios serán el resultado de la movilización social organizada: en la calle, en las redes o donde ustedes quieran. En el desgraciado asunto de Valencia, lo más llamativo es que la población no haya salido antes en masa a denunciar el juego de vasos comunicantes entre la corrupción política y la calidad de la democracia y los servicios públicos.
Regla núm. 3 - Una cosa es tener la mayoría en las instituciones y otra tener la mayoría en la calle: En la Era Azul que vive nuestro país, el PP debería recordar (y nosotros recordarnos) que el poder que acumula en las instituciones refleja únicamente el rechazo (justificado) que despiertan otros partidos. No vale todo, porque esa mayoría puede diluirse tan rápido como se constituyó.
Regla núm. 4 - No aceptemos una guerra de pobres: Las dificultades que vive nuestro país no son una excusa suficiente para olvidar lo que está ocurriendo fuera. Regiones enteras del planeta viven desde hace décadas una ansiedad y una vulnerabilidad infinitamente mayores que las que está pasando nuestra sociedad. Asomarse a la realidad de otros es una responsabilidad del Gobierno, pero también de cada uno de nosotros.
Regla núm. 5 - No todos podemos hacer todo, pero siempre podemos hacer algo: Ver las noticias es un ejercicio abrumador. Resulta imposible cargar sobre nuestros hombros todos los problemas del mundo, pero siempre hay algo que concita mejor nuestro activismo. Hay quienes compran café y chocolate de comercio justo; los que se preguntan de dónde viene la ropa que visten; hay quienes colaboran personal o económicamente con una organización; otros se preocupan por leer fuentes alternativas de información e incluso contribuyen a proyectos como Periodismo Humano.
Estamos del lado de los perdedores, así que la batalla es lo de menos. Elijan la suya y peleen. No hay nada inevitable en lo que estamos viviendo.
miércoles, 22 de febrero de 2012
miércoles, 1 de febrero de 2012
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